Sí. Los alimentos envasados en acero conservan los nutrientes y contribuyen a reducir el desperdicio de comida.

El valor nutritivo de los alimentos alcanza su valor máximo en el momento en que se cosechan. Los productos frescos empiezan a degradarse en cuanto los cogemos del suelo o del árbol, porque ese suelo o ese árbol es su fuente de nutrientes y energía.

Según Elisabeth Payeux, del instituto francés CTCPA, especializado en conservas, los productos enlatados mantienen en torno a un 70% de las vitaminas originales, una cifra próxima al contenido presente en los alimentos frescos que se guardan durante varios días antes de consumirlos.

Desde que la tecnología de enlatado alcanzó su mayoría de edad en el siglo XX, las latas han sido una forma segura, eficaz y asequible de conservar alimentos y nutrientes vitales —como las vitaminas y los ácidos grasos— tanto en artículos cotidianos como en productos prémium.

Además, gracias a las prácticas modernas de cultivo, recolección y envasado, las frutas y hortalizas se enlatan rápidamente en cuanto se cosechan, normalmente en apenas cuatro horas.

Durante el proceso de conserva, las latas se cierran herméticamente y se calientan para esterilizar los alimentos que contienen. La esterilización por calor conserva los macronutrientes, las proteínas, los lípidos y los hidratos de carbono de los alimentos.

Este procesamiento tan rápido ayuda a preservar la mayoría de las cualidades organolépticas y nutritivas originales de los productos, y limita la pérdida de vitaminas hidrosolubles (la vitamina C y las del grupo B).

De hecho, un estudio realizado cabo por el instituto alemán SGS Fresenius en 2015 demostró que el contenido en vitaminas de los alimentos envasados en acero es igual y a veces incluso superior al de los alimentos frescos recién preparados, y sin necesidad de aditivos ni conservantes. Se comprobó que 200 g de tomates enlatados contenían un tercio de la ingesta diaria recomendada de vitamina C y dos tercios de la ingesta diaria recomendada de vitamina A, muy por encima de productos frescos equivalentes recién preparados.

Análogamente, numerosas variedades de pescado como el salmón, el atún o las sardinas se enlatan muy poco tiempo después de capturarlo, lo cual preserva nutrientes tan beneficiosos como los ácidos grasos Omega 3.

Las ventajas de envasar y proteger los alimentos de forma segura son aún más interesantes si tenemos en cuenta los importantes retos mundiales que enfrentamos en la lucha contra la inseguridad alimentaria y la desnutrición.

Según Unicef, en 2019 cerca de 750 millones de personas —casi 1 de cada 10 personas— sufrían niveles graves de inseguridad alimentaria. Y la tendencia es al alza. En pocas palabras: si se mantienen las tendencias actuales, no alcanzaremos el objetivo de la ONU de erradicar el hambre en 2030 . Y a pesar de eso, se calcula que cada año desperdiciamos 88 millones de toneladas de alimentos solo en la UE.

Los envases de acero pueden ser parte de la solución, porque mantienen frescos los alimentos durante más tiempo, conservan su sabor y es menos probable que sufran daños, se deterioren o terminen innecesariamente en la basura.

La resistencia del acero y su capacidad de barrera del 100% frente a la luz, el agua y el aire protegen los alimentos y minimizan las pérdidas de productos durante el transporte y el almacenamiento. Asimismo, las piezas “feas” o deformes, que no pueden venderse fácilmente como productos frescos en el comercio, se pueden enlatar y procesar con normalidad, lo que minimiza el desperdicio innecesario de alimentos.

Existen envases de distintos tamaños que permite a los consumidores comprar cantidades precisas, para reducir al mínimo la cantidad de alimentos que terminan en la basura en los hogares. Tampoco hay que olvidar que los envases de acero son ideales para guardar alimentos durante largos periodos de tiempo, sin el consumo de energía que requieren los frigoríficos o congeladores.

Los envases de acero son totalmente estancos a la luz y al oxígeno, y tienen una vida de almacén de hasta 3 años (5 años en el caso de algunos productos enlatados). Eso es más que cualquier otro envase para productos equivalentes (vidrio, hasta 2 años; bolsas, 18 meses; briks, 12 meses, plástico rígido, 4 semanas).

Tendemos a pensar que los materiales más novedosos son mejores, más innovadores y, por tanto, más eficientes. Pero, cuando hablamos de comida, no hay que perder de vista una solución que lleva dos siglos conservando los alimentos de forma eficaz y eficiente, sin aumentar los residuos derivados de los envases.

En nuestro camino hacia un futuro más sostenible, el acero ofrece una solución múltiple y absolutamente reciclable, de gran ayuda para atender las necesidades alimentarias y medioambientales del mundo.

Más información

Living andhttps://www.apeal.org/30-years-of-apeal/comer-y-vivir-bien-con-productos-en-lata/ eating well with canned products, de Elisabeth Payeux, Subdirectora general de CTCPA (Centro técnico francés para la industria de alimentos enlatados)

[1] https://www.initiative-lebensmitteldose.de/presse/pressemitteilungen/dose-schuetzt-vitamine-und-naehrstoffe-handel/

 

[1] The state of food security and nutrition in the world 2020 | UNICEF

[1] Zero Hunger | World Food Programme (wfp.org)

[1] https://ec.europa.eu/food/safety/food_waste_en