¿Los materiales más ligeros son también más respetuosos con el medio ambiente?

En realidad, los envases flexibles suponen un mayor riesgo de pérdida y deterioro.

En el caso de los alimentos envasados, el contenido supone más del 90 % de su carga ambiental. Evidentemente, es importantísimo protegerlos.

El acero es el material de envasado más sólido que existe. Las latas de acero son más estables y resistentes durante la manipulación y el transporte que otros materiales de envasado más ligeros, lo que supone un menor riesgo de que se produzcan pérdidas o deterioro de los productos que contienen.

Una vez llenas, las latas se pueden colocar en palés que se pueden apilar unos sobre otros, de manera uniforme y con un embalaje secundario mínimo. 

En contraste, la estabilidad de la forma es un problema para los envases flexibles, que deben protegerse con un embalaje secundario más rígido. 

Los briks, por ejemplo, presentan dobleces en la parte superior y en los laterales que producen inestabilidad y variaciones de altura de hasta 3-4 mm, que pueden afectar a la cantidad de unidades por palé que se puede cargar en un camión, y que provocan distintos problemas durante la preparación.

      

En un estudio de 2018 para Metal Packaging Europe, Tilisco estimó que las latas permiten apilar hasta cuatro palés en los almacenes y en los camiones, en comparación con un solo palé en el caso de los briks. Igualmente, el límite de carga axial de las latas resultó ser diez veces mayor que para los briks de bebidas (3000 N frente a 300 N).

Si hablamos de fiabilidad, Tilisco calculó que, aunque es posible transportar un 3,7% más de briks que de latas en un camión de 25 toneladas, los índices de rotura registrados demuestran que los productos enlatados viajan 100 veces más seguros frente al riesgo de rotura.

Por otro lado, se calcula que durante el llenado se pierde hasta un 2% de los briks multicapa [1]; nada que ver con la tasa de pérdidas del 0,1% durante el llenado de latas. Tampoco hay que olvidar que las latas de acero pueden llenarse a un ritmo estándar de 500 latas por minuto, frente a un máximo de 400 unidades por minuto para los briks multicapa.

Todos los procedimientos de almacenamiento, manipulación y transporte pueden llevarse a cabo a temperatura ambiente, lo que significa que la expedición y el almacenamiento de las frutas y hortalizas en conserva requieren un sistema de distribución menos intensivo en energía que la cadena del frío de los productos frescos, refrigerados y congelados.

Y si hablamos del desperdicio de alimentos en los hogares, la forma en que se abren las latas ayuda a vaciarlas mejor, facilitando el aprovechamiento del producto. En este sentido, aunque todavía no existe ninguna investigación formal específica para los alimentos enlatados, un estudio de Bernhard Wohner de 2020 analizó de forma pionera el efecto en el desperdicio de alimentos derivado de la mayor dificultad para vaciar los envases flexibles, en comparación con los rígidos [2]. En concreto, el estudio estimaba que el desperdicio de producto es entre un 3,85% y un 28,8% superior.

Más información

[1] SSICA (Experimental Station for the Food Preservation Industry – Research Foundation)

[2] Environmental and economic assessment of food-packaging systems with a focus on food waste. Case study on tomato ketchup, Bernhard Wohner, https://www.researchgate.net/publication/341803211_Environmental_and_economic_assessment_of_food-packaging_systems_with_a_focus_on_food_waste_Case_study_on_tomato_ketchup