Acero para envases: diseño orientado a la eficiencia

El acero se empezó a utilizar como material de envasado hace más de 200 años.

 

Las imágenes de aquella época muestran unos primeros diseños altamente funcionales. Las latas se cerraban con una tapa en forma de cúpula, provista de una anilla que facilitaba el transporte. Una etiqueta manuscrita identificaba el contenido y su origen.

Aunque el diseño fuera primitivo, ya contaba con casi todas las características que podemos encontrar en los envases modernos: protección, identificación del producto, comodidad y portabilidad.

 

La lata de acero supuso una revolución en el mundo del envasado de alimentos, ya que fue el primer medio de conservación y envasado de comida a escala industrial con buenos resultados.

 

Cuando llegó la prosperidad de la segunda mitad del siglo XIX, el acero se convirtió en el material de envasado de muchos productos alimenticios de lujo y de consumo cotidiano. La capacidad de los envases de acero para preservar los alimentos de forma indefinida, junto con su resistencia y sus propiedades protectoras, permitía que los productos enlatados pudieran recorrer largas distancias de forma segura. Por este motivo, creció especialmente la demanda de los ejércitos y armadas —que requerían un suministro fiable de alimentos nutritivos—, y también entre los habitantes de las remotas colonias europeas, que añoraban los sabores del lejano hogar.

Otros sectores no tardaron en reconocer las excelentes características de las latas de acero. El norteamericano Sherwin Williams tuvo la genialidad de crear una “pintura lista para usar” envasada en una lata que se podía volver a cerrar una vez abierta. Patentó su invento en 1877. Se trataba de un concepto totalmente nuevo, ya que hasta entonces la pintura era una mezcla de sustancias químicas agresivas y pigmentos que debía realizarse in situ, poco antes de su uso, y que no se podía almacenar. Aquella lata, además, se podía volver a cerrar una vez abierta, lo cual permitía utilizar la pintura sobrante más adelante. Este avance pone de relieve la capacidad de los envases para impulsar la innovación y el desarrollo de productos, así como para evitar que los productos se echen a perder.

 

Si bien el potencial de los envases de acero para proteger los productos, reducir los residuos y ampliar la vida de almacén fue la clave de su temprano éxito, el desarrollo de las infraestructuras de transporte modernas afianzó su importancia. La sustitución de la cubierta con forma de cúpula por la tapa plana que nos es tan familiar hoy en día permitió apilar las latas, cosa que aumentó considerablemente su eficiencia a lo largo de la cadena de distribución.

 

Pero la evolución no se quedó ahí. En 1935 se inventó la primera lata para bebidas. Se inspiraba claramente en una botella con un tapón de chapa, pero supuso el inicio de otra evolución en el uso de los envases: la reducción del espesor de la chapa de acero y el concepto de beber directamente de la lata.

Un material de envasado sin igual

 

Las características del acero como material de envasado son tan extraordinarias que, en la actualidad, no existe ningún otro material que pueda competir con él.

 

Los envases de acero proporcionan una excelente barrera contra los gases, la humedad y la luz ultravioleta. Esto, sumado a su solidez y resistencia al calor, ofrece una protección superior a la de cualquier otro material de envasado. Estas características han dado lugar a nuevas aplicaciones, como los aerosoles presurizados que se emplean en una amplia gama de productos domésticos y de cuidado personal, así como a nuevos usos de productos químicos e industriales.

 

Por otro lado, los actuales avances en los procesos de la industria alimentaria han convertido las latas de acero en sinónimo de alimentos nutritivos de alta calidad. De hecho, las verduras y frutas enlatadas se utilizan como complemento para las comidas de los atletas antes de las competiciones y en los mejores restaurantes del mundo se cocina con pescado enlatado.

 

Por su parte, los fabricantes han respondido a las exigencias —cada vez mayores— sobre los envases de acero con procesos tales como la reducción del peso, que ha permitido rebajar de forma continuada el grosor de la chapa que se utiliza para fabricar las latas, sin perjuicio de su resistencia o capacidad de conservación.

 

Durante los últimos 20 años, el peso de las latas de acero se ha reducido una media del 33 %. Y el grosor medio de las latas de alimentos de tres piezas se ha rebajado de los 0,20 mm en 1986 a los 0,13 mm actuales. Paralelamente se han desarrollado numerosas nuevas formas, tamaños y mecanismos de apertura que, en la actualidad, permiten incluso que los consumidores de movilidad reducida abran los envases de alimentos sin necesidad de abrelatas u otros utensilios.

 

Las propiedades decorativas del acero para envases también son importantes.

 

Otra de las funciones importantes de un envase consiste en proporcionar información sobre el contenido de la lata y su origen. Inicialmente, las etiquetas eran de papel, pero en la actualidad las latas se pueden imprimir directamente. Esto permite explotar otra de las características del acero: el brillo. Muchos materiales de envasado reflejan la luz y, a pesar de que el nivel de brillo se puede regular mediante diversos tratamientos superficiales, el brillo del acero pulido sigue siendo superior. Esto se debe principalmente a que el acero produce una menor dispersión de la luz, con el resultado de un aspecto de alta calidad.

 

Las técnicas de impresión, grabado o uso del brillo hacen posibles diseños innovadores y sofisticados. De este modo, el envase del producto puede captar la atención del consumidor en el mismo estante del establecimiento, proporcionando a los fabricantes una herramienta de marketing esencial para muchos bienes de alta rotación.

 

En una era en la que los consumidores tienen menos tiempo que nunca, la capacidad de un producto para destacar con respecto a sus competidores es vital. La fidelidad a las marcas se está erosionando y el diseño del envase desempeña un papel importante en el poder de atracción del producto en el comercio. El uso del brillo resulta especialmente eficaz para llamar la atención en el establecimiento.

 

Las marcas recurren cada vez con mayor frecuencia a técnicas como el grabado en hueco y en relieve. Estas técnicas, combinadas a menudo con la aplicación de lacas mate en latas con mucho brillo, dan lugar a envases muy convincentes para los compradores y con un gran poder de atracción. El modo en el que el acero pulido refleja la luz creando una apariencia de alta calidad constituye un argumento adicional para las marcas que desean conseguir este poder de atracción.

 

En último término, la decisión de compra viene determinada por el “poder de cierre de la venta” del producto. Los envases de acero poseen una amplia superficie, adecuada para añadir elementos decorativos y de branding, sobre todo imágenes que transmitan emociones o declaraciones sobre el producto (“nuevo sabor”, “10 % gratis”, etc.). La combinación de estos elementos conforma la imagen total del envase, que puede ser muy eficaz a la hora de seducir a los consumidores y motivar la compra.

 

El futuro de los envases de acero

 

El futuro de los envases de acero se antoja prometedor, si bien existen varios factores que determinarán su evolución.

 

En lo que respecta al diseño, se pueden distinguir dos tendencias: el lujo y la autenticidad, y el acero puede contribuir a las dos. El aspecto mate o el uso del brillo, así como la impresión directa en la lata o el empleo de etiquetas de papel impresas, determinan la sensación y el aspecto final de un producto. Las medidas adicionales para reducir el grosor del acero pueden hacer que surjan nuevas oportunidades de uso de este material para envasar productos frescos. Esto requerirá algunas innovaciones en los mecanismos de apertura, ya que los consumidores mantienen ciertas reservas en relación con la aceptación de los envases de acero, aunque seguramente se desarrollarán nuevos conceptos.

 

Los diseñadores también utilizan el acero como base para la creación de envases de lujo con inclusión de elementos activos, como indicadores de temperatura o tintas sensibles a la luz ultravioleta y la temperatura para lograr efectos especiales.

 

No obstante, el mercado de los envases es muy volátil y las elecciones no siempre se basan exclusivamente en hechos racionales.

Todavía persisten ideas equivocadas en torno al acero, sobre todo en lo referente a su sostenibilidad.

 

Durante los últimos 10 años, el acero ha sido el material de envasado con mayores índices de reciclaje en Europa, pero muchos consumidores no lo saben. De hecho, no todos los consumidores están familiarizados con las diferencias en los índices de reciclaje y los pocos que sí son conscientes disponen de pocas oportunidades para elegir productos en función de su formato de envasado.

 

No obstante, los consumidores están cada vez más preocupados por el medio ambiente y hoy parece más probable que esta cuestión influya más que nunca en su opinión y su comportamiento. Los envases de acero pueden ser de gran ayuda para alcanzar los objetivos establecidos en el paquete de economía circular de la UE; para la industria, existe una oportunidad perfecta para reafirmar su excelente comportamiento de reciclaje de un modo atractivo para los consumidores.

 

Estos elevados índices de reciclaje se suman a muchos años de reducción tanto de la cantidad de acero necesaria para la producción de un envase como de la energía empleada para fabricar nuevos envases. Y los avances continúan. No obstante, la importancia de la vida de almacén y sus repercusiones sobre el desperdicio de alimentos aún no se reconocen plenamente en muchos análisis de ciclo de vida (LCA).

 

Para seguir siendo competitivo en un entorno tan volátil como el de los bienes de consumo de alta rotación, el sector debe hacer un esfuerzo por divulgar otras ventajas de los envases de acero, como su prolongada vida útil de almacenamiento y la reducción de las pérdidas de productos. Enseñar las posibilidades a los diseñadores del futuro, tal y como se ha hecho en la Universidad de Twente, en los Países Bajos, es uno de los muchos pequeños pasos que hay que dar en esta dirección.

 

El acero sigue constituyendo una solución sin rival en términos de vida de almacén, transporte, almacenamiento, uso y reciclaje. Pero es preciso vender las características de diseño y las ventajas de los envases de acero a los fabricantes y consumidores, para que sean conscientes de cómo contribuye a mejorar su comportamiento medioambiental.

 

De este modo, esa lata de acero que apareció por primera vez hace más de doscientos años seguramente seguirá protegiendo y preservando nuestros productos durante muchos años más.

 

Roland ten Klooster, Profesor de diseño y gestión de envases, Universidad de Twente

Cátedra subvencionada por el NVC Netherlands Packaging Centre con el apoyo de doce empresas, para aumentar el nivel de profesionalización en el sector de los envases

 

Diseñador/consultor en Plato product consultants

Ejecución de diseños de envasado estructural de alto nivel. Uno de los inventores del tapón Orbit (producido por Crown) y el SpRing Latch (producido por Ardagh Group)

(Traducido del inglés)

 

ejemplo premiado de decoración con grabado profundo en una lata de bebida

ejemplo premiado de impresión de alta calidad en un envase de lujo

ejemplo premiado de grabado con alto grado de detalle y trabajo de diseño ornamental en una lata alimentaria de tres piezas

ejemplo premiado de ahorro de material del 15 % en una lata alimentaria de dos piezas

ejemplo premiado de impresión de alta calidad en un aerosol

Diseños galardonados con los premios Cans of the Year, imágenes por cortesía de Canmaker